Se realizó la limpieza del Muro de los Lamentos para la festividad de Pésaj, que será el 31 de marzo, la cual conmemora la liberación del pueblo hebreo de la esclavitud de Egipto.
Pues bien, dos veces al año se quitan los “papelitos” con los deseos de entre las rocas y, según explica el rabino Samuel Rabinovich, nadie los lee “porque son notas entre el hombre y su creador”.
Los obreros que hacen esta labor sacan las notas escritas sin leerlas, las ponen en bolsas y luego las entierran en el cementerio del Monte de los Olivos.
De acuerdo al judaísmo, está prohibido destruir cualquier objeto con el nombre de D-os escrito. Es por ello que esos papeles con oraciones son tratados casi con el mismo respeto que los rollos de la Torá o los libros religiosos.
El rabino explica que “no hay suficiente espacio en la pared occidental para tantas peticiones. Hay suficiente espacio espiritual, pero no hay suficiente espacio físico para todas las notas”.
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